Refrigeración industrial de los helados en su fabricación

La fabricación de helados industriales depende críticamente de la refrigeración en cada etapa del proceso. Desde la mezcla inicial hasta el almacenamiento final, el frío controlado garantiza la textura, el sabor y la inocuidad del helado, manteniendo siempre la temperatura de conservación de helados dentro de rangos seguros. Los directivos del sector heladero (CEO, jefes de producción, de calidad y de mantenimiento) saben que un fallo en la cadena de frío puede traducirse en pérdidas de producto y riesgos sanitarios. Revisamos los puntos clave del frío industrial durante el proceso de fabricación de helados, la adecuada conservación de helados, las tecnologías frigoríficas más utilizadas (CO₂, amoníaco) y buenas prácticas para mejorar la eficiencia, el mantenimiento y la calidad en este proceso.

La exigente normativa actual junto con los sistemas de autocontrol basados en APPCC, obligan a las fábricas de helados a establecer un control riguroso de temperaturas en todas las fases de producción, conservación y transporte. Según estas normas, se deben mantener registros verificables de temperatura, especialmente durante la maduración, el congelado rápido y el almacenamiento final. La vigilancia de estos parámetros garantiza la inocuidad del producto y protege a las marcas ante auditorías o inspecciones sanitarias.

Procesos de refrigeración industrial en la fabricación del helado

En la fabricación de helados industriales, el control de la temperatura es crítico en cada etapa del proceso. Las fases principales son:

  • Mezclado y pasteurización: Se pasteuriza la mezcla base calentándola (unos 85 °C) y luego enfriándola rápidamente hasta ~4 °C. Así se eliminan los microorganismos y se prepara la base para las etapas frías siguientes.
  • Maduración de la mezcla: La mezcla pasteurizada reposa varias horas a ~4 °C en tanques refrigerados. Esta maduración en frío permite estabilizar la mezcla (hidratar proteínas y estabilizantes) y mejora la textura y el sabor del helado final.
  • Congelación y batido: La mezcla madurada se congela parcialmente mientras se bate para incorporar aire (overrun). En congeladores continuos industriales, el helado sale a unos -5 °C, obteniendo una masa semisólida aireada. Un enfriamiento suficiente en esta fase es vital para lograr una textura cremosa.
  • Endurecimiento ultrarrápido: Tras el batido, el helado blando se somete a una congelación intensa en un túnel de congelación (aire ~-35 °C) hasta que el producto alcanza ≤ -18 °C. Este endurecimiento rápido solidifica el helado, previniendo la aparición de cristales indeseados.
  • Almacenamiento y distribución: El helado endurecido se mueve a cámaras frigoríficas a aproximadamente -20 °C para su conservación. Durante la distribución y venta, debe mantenerse congelado por debajo de -18 °C en todo momento (sin rupturas de la cadena de frío) para evitar riesgos sanitarios y pérdida de calidad.

En España, el 80,7 % del consumo de helado se concentra entre abril y septiembre, mientras que la industria de alimentación y bebidas representa el 20,6 % de la actividad manufacturera. En este contexto, la refrigeración industrial se convierte en la palanca que permite responder a los picos de demanda estacional con agilidad, calidad y eficiencia.

[Fuente: Observatorio del Helado – SIGEP España (vía FoodRetail.es); FIAB – Informe Económico 2024 (vía FinancialFood.es)]

Conservación de helados industriales según su tipología durante el almacenamiento y venta comercial

Una vez finalizado el proceso de congelación, el helado requiere condiciones estrictas de conservación para mantener su estabilidad estructural, evitar alteraciones sensoriales y garantizar su vida útil. En el caso del helado industrial envasado, estas condiciones son especialmente exigentes: el producto debe mantenerse en cámaras de congelación por debajo de -18 °C, siendo habitual operar en torno a -20 °C, tanto en fábrica como en almacenes logísticos. Este rango térmico evita fenómenos como la formación de cristales de hielo, la deshidratación superficial o las quemaduras por frío.

Además, en el punto de venta, los congeladores deben conservar los helados a una temperatura mínima de -18 °C, asegurando la continuidad de la cadena de frío hasta el momento del consumo. Una interrupción, incluso breve, puede comprometer la textura del producto y su calidad microbiológica.

Aunque todas las variedades de helado comparten esta necesidad de congelación estable y homogénea, existen algunas diferencias según su formulación:

  • El gelato, el yogur helado y el sorbete son más sensibles a oscilaciones térmicas, por lo que requieren un control más estricto para evitar recristalización o separación de fases.
  • El helado suave se conserva durante menos tiempo y a temperaturas ligeramente más elevadas, por lo que necesita una rotación ágil y cámaras bien calibradas.
  • El helado vegano y el helado clásico toleran mejor el almacenamiento prolongado, siempre que se respeten los límites térmicos y no haya variaciones frecuentes.

Sea cual sea el tipo de helado, un sistema de refrigeración industrial bien diseñado, con sensores fiables y ventilación adecuada, es clave para preservar sus propiedades desde la fábrica hasta el consumidor final.

Tecnologías refrigerantes actuales: CO₂, NH₃

En la refrigeración industrial de helados se tiende a usar refrigerantes naturales por su eficiencia y menor impacto ambiental. Grandes fábricas emplean amoníaco (NH₃, R717) como fluido frigorífico principal, a veces combinado con CO₂ (R744) en sistemas en cascada para lograr temperaturas de congelación muy bajas. Estas soluciones con NH₃/CO₂ permiten alcanzar -40 °C de forma eficiente, reduciendo la cantidad de amoníaco necesario (mayor seguridad).

Escoger correctamente la tecnología refrigerante es una decisión estratégica que afecta al rendimiento energético, al cumplimiento de normativas ambientales y a la seguridad de la instalación.

Mantenimiento y control de calidad en la refrigeración industrial de los helados

El mantenimiento preventivo de las instalaciones frigoríficas es fundamental para garantizar la continuidad de la producción y la calidad del helado. Una avería en un compresor o en una cámara de congelación puede suponer costosas pérdidas de producción o producto. Por ello, los responsables de mantenimiento ejecutan revisiones periódicas (limpieza de condensadores/evaporadores, verificación de componentes críticos) y establecen sistemas de alarma que avisan si alguna temperatura sale del rango seguro.

Algunos fallos frecuentes en las fábricas de helados están relacionados con errores operativos o de diseño en las instalaciones frigoríficas. Por ejemplo, un túnel de congelación subdimensionado puede no alcanzar los -35 °C necesarios para endurecer correctamente, generando recristalización posterior. También son habituales las fugas térmicas en cámaras mal selladas, oscilaciones de temperatura por apertura frecuente de puertas o un mantenimiento deficiente de los evaporadores, que reduce la capacidad de intercambio térmico. Evitar estos problemas requiere un control sistemático de puntos críticos y una formación técnica continua del personal implicado.

En paralelo, el departamento de calidad monitoriza que la temperatura se mantenga dentro de los límites establecidos en cada fase (registrándolo en sistemas HACCP). La higiene estricta de los equipos es igualmente crucial para evitar contaminación.

Incluso parámetros como el overrun —porcentaje de aire incorporado en la mezcla— dependen directamente de una buena refrigeración industrial. Si el sistema de congelación no mantiene una temperatura constante durante el batido, la mezcla puede no alcanzar la viscosidad adecuada, impidiendo la correcta incorporación y retención del aire. Esto afecta a la cremosidad, el volumen final y la percepción sensorial del producto. Un control térmico preciso durante esta fase es, por tanto, esencial para garantizar un overrun estable y reproducible entre lotes.

En conjunto, una instalación bien mantenida, con sensores calibrados, superficies limpias y parámetros bien documentados, no solo asegura la calidad técnica del producto, sino que también refuerza la reputación y el cumplimiento normativo de la marca.

Eficiencia energética y sostenibilidad en el sector heladero

La refrigeración industrial supone una fracción muy significativa del consumo eléctrico en una fábrica de helados (un proceso de altísima demanda energética). Por ello, mejorar la eficiencia energética de los sistemas de frío es una prioridad para reducir costes y avanzar en sostenibilidad. Las medidas para mejorarla incluyen emplear maquinaria de alto rendimiento (compresores con variador de velocidad), reforzar el aislamiento de cámaras, y aplicar controles inteligentes de temperatura.

En definitiva, invertir en eficiencia no solo reduce la factura eléctrica, sino que también demuestra el compromiso de la empresa con la sostenibilidad y refuerza su competitividad en un mercado cada vez más exigente en materia medioambiental.

Tendencias tecnológicas en refrigeración industrial de helados

Las fábricas de helados y las grandes plantas industriales están incorporando nuevas tecnologías que no solo optimizan la eficiencia térmica, sino que también facilitan el control y la trazabilidad. Entre las principales tendencias destacan:

  • Digitalización y sensorización: Monitorización remota en tiempo real de temperaturas, presiones y consumo energético mediante sistemas SCADA o plataformas IoT específicas para frío industrial. Estos sistemas permiten no solo detectar desviaciones de forma inmediata, sino también aplicar estrategias de mantenimiento predictivo, anticipándose a fallos críticos y optimizando la disponibilidad de la instalación.
  • Integración energética: Aprovechamiento del calor residual de los compresores en otros procesos de la planta (por ejemplo, para limpieza CIP o prelavado), lo que mejora el rendimiento global de la instalación.
  • Refrigeración adaptativa: Sistemas que ajustan dinámicamente las condiciones de funcionamiento (como la temperatura de evaporación) según la carga térmica del momento, minimizando los arranques y paradas del compresor.

Estas innovaciones responden a las exigencias técnicas del producto helado, a las demandas de sostenibilidad, reducción de costes y cumplimiento normativo. Invertir en tecnología frigorífica avanzada se ha convertido en una palanca de competitividad para las empresas del sector.

La refrigeración, pilar silencioso de la competitividad heladera

La refrigeración industrial no es un elemento auxiliar en la fabricación de helados industriales: es el eje central de todo el proceso. La calidad del producto final, su estabilidad en el tiempo, su seguridad microbiológica y su aceptación por parte del consumidor dependen de decisiones técnicas tomadas desde el diseño de la instalación hasta el control diario de las temperaturas.

Disponer de cámaras frigoríficas para helados adecuadas, sistemas de congelación eficientes y un buen plan de mantenimiento reduce riesgos operativos y evita costes ocultos. Por su parte, la incorporación de nuevas tecnologías refrigerantes y sistemas de gestión inteligente del frío abre una vía clara hacia la sostenibilidad y la competitividad.

En un contexto donde los márgenes son ajustados y las exigencias normativas elevadas, apostar por una refrigeración industrial bien dimensionada, energéticamente eficiente y tecnológicamente avanzada es una inversión crítica para quienes lideran el presente y el futuro de la industria heladera.



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